«El David siempre estuvo escondido en ese gran bloque de mármol, lo único que yo hice fue quitar las partes que sobraban.»
– Miguel Angel Buonarroti –
Descubrir al David escondido. Des-cubrir… quitar aquello que cubre, que tapa y no permite salir a la luz a aquello que ha de ser descubierto.
El desarrollo como persona en todas sus aspectos, y en especial en el espiritual, puede ser visto como el «esculpir» de nuestro ser (o Ser). A través de un proceso que lleva mas o menos toda la vida, damos forma o descubrimos aquello que somos en lo más profundo de nuestra naturaleza humana en relación a nosotros mismos, y a todos los seres.
Existen dos variantes básicas para crear una escultura: quitar o agregar. Mármol o arcilla. O bien descubrimos las formas ya existentes en el bloque de material, o agregamos material para crear una forma allí donde antes no había nada.
Vivimos en tiempos extraños, en los que pareciera que partimos de un bloque de mármol y comenzamos a agregarle cosas para convertirlo en una bella escultura. Un brazo allí, una nariz allá. Un hombro a la derecha, un meñique a la izquierda. Luego retrocedemos para ver cómo va la obra y nuestro ceño se frunce. Algo no está en equilibrio. Se parece demasiado a un tosco bloque de mármol con un brazo, una nariz, un hombro y un meñique. Y nos frustramos. Faltan más brazos, y quizá uno que otro dedo, concluimos. Y continuamos con convicción, manos a la obra.
En la cultura del «sumar» buscamos allí fuera aquellas cosas que por añadidura pensamos nos van a transformar en lo que creemos queremos ser. Un curso por aquí, un gurú por allá. Una piedra energética a la derecha, una sesión de yoga a la izquierda. ¿Hay algo de malo en los cursos, los gurúes, las piedras o el yoga? Para nada. Simplemente pregúntate si son cincel o arcilla… si suman a un bloque de mármol sin forma, o si descubren al David.
¿Qué es aquello que sobra y que Miguel Angel quitó? ¿Cuáles son los trozos de mármol en tu vida que no permiten que la verdadera esencia de quien eres salga a la luz? Mira hacia el interior, cincel en mano, y descubre tu esencia, en lugar de seguir sumando cosas con la esperanza de que en su acopio se produzca algún tipo de despertar o realización personal.
Una enseñanza, una práctica, una acción… cualquier cosa en tu búsqueda puede ser arcilla o cincel. Des-cubrir en lugar de tapar, depende de ti.
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