La Mejor Amiga

por sozan
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«La disciplina es la mejor amiga de las personas, porque las lleva a realizar los anhelos mas profundos de sus corazones.»


– Madre Teresa de Calcuta –


 

La disciplina es un concepto que tiene muy mala prensa en nuestra sociedad actual, y sin lugar a dudas el término «disciplina» conlleva una connotación negativa. Esto se deba probablemente a la relación entre la disciplina y los conceptos que usualmente la acompañan como el orden, las normas, reglas de conducta, infracciones y sanciones. Para aquellos que han vivido o están viviendo en países con gobiernos militares o totalitarios, la sola mención de la palabra promueve todo tipo de reacciones adversas.

¿A qué se refiere entonces la Madre Teresa de Calcuta? ¿Cómo puede ser la disciplina la mejor amiga de las personas?

La disciplina puede ser impuesta o auto-impuesta. Impuesta es aquella que viene de afuera, y no es necesariamente negativa. En el templo donde vivo, y especialmente en el tiempo que pasé recluido en el monasterio de Tassajara, la disciplina forma parte del contenedor de la práctica, y su función es la de promover la armonía.

Auto-disciplinarse, sin embargo, es a lo que creo se refiere la Madre Teresa. La autodisciplina nos permite lograr en nuestra vida aquellas cosas que con la motivación no alcanza. Tener la fuerza de voluntad para realizar actos, en ocasiones repetitivos, que sabemos son para el bien y la transformación personal y de aquello que nos rodea, es una capacidad que se traduce en profundos y significativos logros personales.

La autodisciplina nos permite no estar a la merced de «lo que el cuerpo me pide», «lo que siento en cada momento» o «lo que me es cómodo». Por supuesto estar conectados, atentos a nuestro cuerpo, mente y emociones es fundamental. De eso no hay duda. Sin embargo, una cosa es tomar esta información como parte de un «todo» en lugar de dejarse llevar por ella como única guía. La disciplina nos permite realizar ejercicio físico cuando quisiéramos estar fundidos con el sillón mirando una serie de Netflix. Nos permite levantarnos más temprano para meditar cuando podríamos quedarnos dos horas más abrazados a la almohada. Aunque algunas prácticas modernas nos propongan que el «dejar fluir» es lo único que importa, la disciplina nos permite no quedarnos dormidos al volante cuando el cuerpo nos pide cerrar los ojos. Esto vale para el conducir un automóvil como para la vida misma.

La autodisciplina hace que nuestra vida sea más intencional y próspera. En realizar la acción una y otra vez, aquello en lo que nos disciplinamos se convierte en hábito, y ya no es una batalla interna cada vez que debemos realzar algo. Lamentablemente esto no ocurre sin esfuerzo.

En estos tiempo de pandemia, la autodisciplina también cumple un rol muy importante si hemos de cuidarnos y cuidar al resto. Lograr dejar las preferencias personales de lado para realizar aquello que sea necesario para la protección de uno y quienes nos rodean requiere voluntad y esfuerzo. 

Como muchas otras cosas de nuestra conducta, la autodisciplina es algo que se puede entrenar. Disciplinarse para ir al gimnasio tres veces por semana o meditar todas las mañanas es un gran desafío. Lograr la disciplina de lavar los platos luego de comer, o siempre secar el piso del baño luego de la ducha quizá no lo sea tanto. Si sientes que inclusive eso es difícil de lograr, comienza por pequeñas cosas como colgar el abrigo cuando entras en tu casa, o no dejar luces prendidas sin necesidad. Hazlo, repítelo, y festeja tus logros cuando apagar las luces se convierte en hábito.

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