La Madera de tu Mente

por sozan
56 vistas


«Cuida tus palabras cuando estés en compañía; vigila tu mente cuando estés solo.»


– Atisha –


 

Steve Jobs, fundador de Apple, dijo en una entrevista en 1985: «Cuando eres un carpintero construyendo una hermosa cómoda, no vas a usar un trozo de madera enchapada en la parte de atrás, aunque esté de cara a la pared y nadie lo vea nunca». Con la misma filosofía construyó sus productos, obsesionado con la calidad de aquello «que no se ve».

Las palabras son, en gran medida, la parte visible de nuestros pensamientos. Como todo aquello que se ve, somos mas cuidadosos (a veces) de cómo las elegimos y articulamos. Las palabras son fundamentales en la construcción del imaginario social de quienes somos, y eso nos importa, y mucho.

Los pensamientos, sin embargo, no se ven. Relegamos su cuidado en tanto sólo seamos testigos únicos de su calidad, tono y orden. De la misma manera que limpiamos y ordenamos en profundidad nuestra casa cuando vienen visitas… en tanto no haya otro que lo vea, un plato sucio allí, un poco de polvo en aquél rincón, es tolerable. En tanto sólo lo vea yo.

Una frase que atesoro dice «Si alguien me hablara en el tono en el que me hablo a mi mismo en mi mente, esa persona y yo tendríamos serios problemas». Cuidamos la forma y contenido de aquello que decimos (y se ve a través de oídos ajenos) pero damos a nuestra mente total libertad de tratarnos como ella quiera, a veces sin decoro ni respeto. Vigila tu mente, nos propone Atisha. No dejes que te falte el respeto, ni que te engañe. Exígele honestidad, cariño, comprensión y paciencia.

Los pensamientos son palabras silenciosas que, como su contraparte audible, describen, crean, destruyen, motivan, confunden y guían entre tantas otras cosas. Nos sentimos responsables por lo que decimos pero no de lo que pensamos, sin detenernos a reflexionar que aquello que pensamos crea, desde los más profundo y fundacional, aquello en que nos convertimos. Nuestros pensamientos deberían, pues, como la parte oculta de atrás de una cómoda, ser de la mejor madera posible.

La mente, contrariamente a lo que muchos piensan, puede ser entrenada. Puede exigírsele respeto, silencio y foco. Puede permitírsele cariño, paciencia y compasión. Como todo entrenamiento, requiere práctica y compromiso… y coraje. Quizá puedas comenzar por hacer silencio exterior y así permitir oír con claridad aquello que dicen tus pensamientos. No los juzgues, tan sólo observa. Y en la quietud de un momento de meditación entabla una conversación con tu mente, y propónle ponerse a trabajar juntos en limpiar, ordenar, pulir y embellecer cada uno de sus objetos, rincón, superficies.

Todo se ve: eres a la vez anfitrión y visita tanto de tus palabras como de tus pensamientos.

Recibe esos textos y más todas las semanas en tu casilla de correo. ¡Suscríbete!

También puede interesarte...

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumimos que Ud. está de acuerdo con ello, de lo contrario puede optar por abandonar el sitio. Acepto Leer Más