«El corazón tiene razones que la razón ignora.»
– Blaise Pascal –
El corazón tiene razones que la razón ignora. La razón tiene una comprensión que el corazón no entiende. ¿Será cierto? ¿Dónde radica realmente la emoción? ¿De dónde parte el entendimiento?
El ideograma «shin» en japonés («xin» en chino) significa «corazón» y «mente» indistintamente. En esta cultura asiática, no existe un caracter diferente para cada cosa. Corazón-mente, mente-corazón, es una unidad expresada en un sólo ideograma: shin.
Esto me lleva a pensar… ¿por qué nosotros, de este lado del mundo, nos empecinamos tanto en hacer tal distinción? Culturalmente estamos fuertemente influenciados por esa dualidad mente/corazón. De un lado o del otro. Si eres emocional, no estás siendo racional, y viceversa. Aquél que es racional es frío, distante de la emoción, calculador, potencialmente equilibrado. Quien se comporta de manera emocional es, quizá, lo contrario.
Pienso que intentar separar la mente del corazón es una de las razones por las que actualmente sufrimos tanto como civilización. No sólo porque no permitimos un sano balance y armonía entre ambos que derive en acciones más orgánicas y hábiles, sino porque en ese desequilibrio algo siempre está ausente. Es como la generosidad y la sabiduría: una sin la otra es esencialmente receta para el dolor propio y ajeno.
Shin. Permite que las razones de tu mente sean acariciadas por la sensibilidad de tu corazón. Permite que tu corazón susurre a tu mente palabras que no se pueden pensar. Dale espacio a tu corazón para que integre el caudal de sabiduría que nace de tus pensamientos. Haz lugar para que en cada «me gusta», «no me gusta» o «no me importa» haya un sincero «¿por qué?». Uno y el otro, no uno u el otro.
El corazón puede guiar a la mente y la mente informar al corazón sólo si están en el mismo lugar, si son un único caracter. Pasar de una comprensión dualista del pensamiento y la emoción a una visión integrada de «shin» significa que pensamos con el corazón y sentimos con la mente, porque es allí donde ambos laten y piensan en el mismo espacio, al mismo tiempo.
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